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Comer es un placer y, en Soria, más todavía gracias a sus tradicionales calderetas, cocinadas con mimo y a fuego lento; sus embutidos: chorizos, salchichones, lomo adobado, jamones y otros derivados del cerdo; su cordero asado, preparado en hornos de leña de manera artesanal; sus níscalos y sus boletus, con infinitas posibilidades de preparación; su dulce repostería: las paciencias de Almazán, las galletas numantinas... Y un sinfín de creaciones culinarias para probar, para saborear y para disfrutar.