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Enjoy routes of an incomparable beauty, which alternate sea and mountain landscapes, plenty forests, green meadows and large valleys provides to nature lovers the perfect environment to practice.
Rutas
Rutas en las que se alternan paisajes de mar y montaña, abundantes bosques, verdes prados y extensos valles aportan a los amantes de la naturaleza el entorno idóneo para disfrutar al aire libre en parajes únicos.
La Ruta de las Marismas de Joyel es una de las más apreciadas para los amantes de las aves. En unos 40 minutos recorrerás 1,5 km hasta Molino de Santa Olalla y regresarás a Fuente de la Esprilla.
La Ruta del Pico Candiano (Padiérniga-Candiano-Padiérniga) ofrece algunas de las vistas más impactantes de la comunidad. Es muy sencilla y en poco más de una hora podrás sentarte a la sombra del monte y disfrutar del paisaje que nos regala la franja costera del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel: 7 km de recorrido con un desnivel máximo de 325 metros.
Tampoco debes olvidar otros espacios únicos de Cantabria como el Parque Nacional de los Picos de Europa. O sus vías ferratas. O, en un día despejado, puedes acudir a Peña Cabarga y observar Santander desde lo alto. Todo un espectáculo.
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Visita Santillana del Mar y Comillas
Santillana del Mar y Comillas son otras dos de las localidades imprescindibles cuando uno visita Cantabria.
Santillana del Mar es una auténtica ciudad-monumento, en la que solo hay que abrir los ojos y sentir la historia, el arte y la cultura de los que dan cuenta sus calles y monumentos. Conocida como “la villa de las tres mentiras” (porque ni es santa, ni es llana ni tiene mar), te sorprenderá con su Monasterio de Santa Juliana, sus torres de Merino y Don Borja, sus calles empedradas y, por supuesto, por la Cueva de Altamira.
Comillas aúna, como es frecuente en Cantabria, arte, cultura y naturaleza. Y todas sus manifestaciones te dejarán con la boca abierta. Si paseas por sus calles y disfrutas de sus edificios, podrás descubrir cómo le cambiaron la historia los emigrantes que regresaron de América en el siglo XIX y cómo el Modernismo hizo de ella una auténtica belleza.
Entre sus monumentos atesora un lugar emblemático: El Capricho de Gaudí. Entre árboles, nos encontramos con este edificio con elementos hispano-árabes realizado por Gaudí para Máximo de Quijano, concuñado del primer Marqués de Comillas, y que sorprende en cada esquina.
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