Pueblo de Calatañazor

Construida encima de una roca y rodeada de uno de los bosques de sabina mejor conservados de todo el mundo, esta localidad de calles empinadas y casas construidas con entramado de madera de sabina, barro y adobe supone un recorrido por la Edad Media en un fantástico viaje en el tiempo.

Su nombre significa en árabe castillo de los buitres, en referencia a estas enormes aves que frecuentemente merodean por la zona. Conserva la iglesia de Santa María, de origen románico y con múltiples añadidos posteriores, frente a la cual se encuentra el museo parroquial con interesantes muestras de arte sacro.

Su original Plaza Mayor, con forma triangular, es otro de los lugares clave para visitar en este municipio. Allí podemos ver el Rollo, el lugar donde se impartía justicia y se exponía la pena correspondiente. Sobre él se cuentan múltiples leyendas, algunas de ellas de brujería.

Otro lugar de obligada visita es el castillo de los Padilla, del que se conservan algunas ruinas; se mantiene en pie un lienzo y la cimentación de las paredes del patio de armas. Hoy se puede acceder a su interior y subir a la planta superior, desde la cual se observan preciosas vistas de la villa y de su entorno.

A la salida del pueblo, que actualmente cuenta con poco más de 50 habitantes, hay que parar en la ermita de la Soledad, un edificio de origen románico de una sola nave que bien merece una visita.

Un recorrido por el tiempo en la que el dicho recuerda su importante papel en la historia: “en Calatañazor perdió Almanzor el tambor”, en referencia a la dolorosa derrota que el caudillo andalusí sufrió en la localidad y tras la que poco después murió. El paso del tiempo ha demostrado que la derrota fue solo una leyenda… pero la historia de la vida real permanece en las calles y en cada uno de los edificios de Calatañazor.